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Suelta






Cuántas veces nos encontramos peleando con nosotros mismos con respecto a aquello que no queremos soltar, no me refiero sólo a cosas materiales, sino también a personas, ofensas y cargas emocionales.

Pero, ¿Por qué nos cuesta trabajo soltar todo ello? Es que mientras más transcurre  tiempo parece que es mucho más fácil aferrarse que verdaderamente soltar.

Y es que ¿Porque nos aferramos?, quizá nuestra mente agoniza cuando hemos de desprendernos de aquello tóxico que ahora nos brinda una clase de extraña seguridad. El confort que nos genera aferrarnos al pasado es una ilusión tal que arriesgarte a perderle es demasiado doloroso. Ya has perdido tanto que ya no puedes permitirte una perdida más.

Pero en esta ilusión; tal como el forastero en el desierto mira a lo lejos el espejismo del oasis irresistible. Nos envuelve una ceguera emocional que lo único que produce en nuestra alma y nuestra mente es un engaño con respecto a lo que nos hace sentir que estamos cerca de estar mejor, pero al acercarte cada vez más, te hará darte cuenta que en esta ilusión el que se ha perdido eres tu mismo.

Es mas doloroso llegar a ese oasis falso y darte cuenta que sigues en el mismo sitio, igual de deshidratado emocional. Nada cambia en ese desierto donde pareciera que estás seguro. Y es que la decisión de soltar aquello que pesa o que lastima, soltar aquello que intoxica o asfixia, soltar aquello que te desvirtúa, es solo decisión de uno mismo. Mientras mas retenemos más nos negamos a la libertad. Una libertad individual que le abre la puerta a la libertad divina, aquella que verdaderamente nos hace libres.

Decidir propicia el encuentro, decidir despierta nuestra voluntad dormida por el dolor y la angustia. Decidir devuelve la esperanza y reanima el corazón. Parece que la fuerza de soportar el dolor ha sido mucha, es proporcional a la que existe dentro de ti para decidir soltar.

Suelta tus ataduras, suelta los hábitos que te encadenan, suelta las palabras no habladas que te asfixian. Suelta lo que has abrazado por tanto tiempo. Ese no es tu propósito de vida. No naciste para ser depósito de sufrimiento. Naciste para vivir en plenitud. Naciste para soñar y para amar.

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